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viernes, 20 de agosto de 2010

La sociología, ciencia de paradigmas relativos

La historia de la sociología del conocimiento refleja el esfuerzo de las ciencias sociales de desligarse de su pasado metafísico. Como es bien sabido, éstas comporten su origen en la filosofía y se convierte en ciencias en la medida en que se apropian del método científico y lo utilizan para conocer la realidad. Se trata de un largo proceso en el cuál el descubrimiento, la verificación y la explicación de las leyes naturales tuvieron que enfrentarse a la polémica generada por las filosofías transcendentalistas.

El origen de la separación de la ciencia de la filosofía se encuentra en Aristóteles, el filósofo de la antigüedad responsable de la clasificación de las ciencias como una extensión de la filosofía. El provee la distinción necesaria a través de la aplicación de distintos niveles de abstracción, que lleva a la liberación de la investigación empírica de la racionalización deductiva. Con Galileo y Newton la física se separa de la metafísica en la medida en que principios abstractos a través de la lógica de las matemáticas. Con Darwin, la biología se separa de aquellas generaciones, descripciones teleológicas y de las clasificaciones de la vida animal y vegetal que se conocían como la filosofía de la naturaleza.

El desarrollo de la sociología como ciencia sistemática, después de la Revolución Francesa, aumenta el interés por el estudio de la relación entre el medio social y las producciones mentales. Luego en el siglo XIX, Freud y Pavlov contribuyen efectivamente a que la psicología declara su independencia de la epistemología, completando así la reorientación básica del pensamiento científico. El proveer explicaciones racionales de la irracionalidad es un logro de finales del siglo 19 con los trabajos de Poincaré en matemáticas, Durkheim en sociología y Freud en psicología.

La sociología como ciencia incluye métodos de análisis, hipótesis y teorías, componentes íntimamente relacionados. La teoría es un elemento omnipresente, que juega un rol fundamental, ya sea especificando el objeto de estudio antes de que se realice la investigación o luego de que ésta se ha llevado a cabo a fin de traducir los resultados (las generalizaciones empíricas) a un lenguaje común que permita la comparación e integración lógica con otros resultados (Wallace, 1969: 10).

En las ciencias sociales no existen paradigmas de consenso o lo que llama Thomas Kuhn (1962) ciencia normal debido a la multiplicidad cultural que imposibilita la generación y la formulación de leyes universales, la imposibilidad de objetividad cultural del investigador dado que forma parte del objetivo de estudio.

Lo que se denomina "ciencia normal", es el modelo explicativo por el paradigma imperante en el momento o sea la forma establecida por la comunidad científica para solucionar problemas y resolver "rompecabezas resultado de un consenso parcial sobre la actividad científica.

El surgimiento de anomalías, a partir de la aparición del nuevo paradigma, lleva a nuevos descubrimientos, dentro de un proceso de destrucción-construcción. Se genera una crisis que permite la proliferación de versiones sobre el paradigma imperante, generando inseguridad por el resquebrajamiento de la actividad básica de la "ciencia normal". Como resultado de esta crisis el viejo paradigma es rechazado y uno nuevo es aceptado. La transición entre el viejo y el nuevo paradigma es una revolución científica que supone la reconstrucción del campo de estudio en términos de posiciones, métodos y metas.

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