Lo Cotidiano y los
Encuentros en la Ciudad
Carmen Quintero Russo, Socióloga
Las teorías sociológicas tradicionalmente han girado en torno
a la discusión del cambio social. Se han elaborado marcos conceptuales que
explican el cómo, cuándo y el porqué se producen innovaciones o situaciones que
transforman la estructura social, los procesos sociales, las instituciones, la
cultura, los patrones de interacción entre la gente y las formas de
interpretación de las realidades sociales. Estos marcos teóricos han contribuido a explicar el cambio tanto a nivel societario como a nivel de las interacciones en el diario quehacer de los individuos.
interpretación de las realidades sociales. Estos marcos teóricos han contribuido a explicar el cambio tanto a nivel societario como a nivel de las interacciones en el diario quehacer de los individuos.
Si bien es cierto que las sociedades siempre se han dado procesos de cambio que han afectado su
organización social (cultura, conjunto institucional, patrones de interacción,
estilos de vida….) no fue sino hasta la revolución industrial y el desarrollo
del capitalismo hacia los siglos XVI y XIX que se produce un cambio estructural
que da lugar a un nuevo modo de producción que transforma integralmente a
aquellas sociedades donde se da dicho proceso. Una situación clásica que se
observa en estas sociedades es el crecimiento de ciudades en detrimento del
campo (migración rural-urbana, aumento de la densidad de población) ya que
ofrecían, por primera vez, empleos asalariados y una nueva forma de vida.
Tanto los
pensadores clásicos como los contemporáneos de diversas formas y bajo
diferentes perspectivas analizan la el cambio social y la ciudad dentro del
marco socio-histórico de final del siglo XIX. La ciudad para ellos es un
escenario de transformaciones, lugar de encuentro y reproducción social. A través de sus análisis se llega a la
formulación de teorías macro sociológicas, que destacan el sistema social total
y de teorías micro sociológicas que enfatizan la relación de
los grupos sociales entre sí y su interacción.
A continuación el siguiente cuadro, sintetizamos los aportes
de prominentes autores que exploran el cambio social a partir del capitalismo industrial
y el surgimiento de la ciudad como centro político-administrativo, espacio
social y lugar de encuentro en la vida cotidiana.
Aproximaciones al tema
de la vida en la ciudad moderna
Autores
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La vida cotidiana en la ciudad moderna
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1.
Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels
(1820-1895)
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La ciudad industrial: nuevas
relaciones de producción y estilos de vida.
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2. Ferdinand Tönnies (1855-1936)
|
Gemeinschaft and Gesellschaft, contraste
en los estilos de vida en la comunidad y la sociedad.
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3.
Émile
Durkheim (1858-1917)
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La morfología social y la ciudad, la división del trabajo y las formas de solidaridad.
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4.
Georg
Simmel (1858-1918)
|
La metrópolis y el individuo, la “actitud de hastío”, apatía, anonimato y desconfianza hacia otros.
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5.
Robert
Park (1864-1944)
|
La ciudad como laboratorio
social.
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6.
Erving
Goffman (1922 –1982)
|
La “desatención
cortés”.
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7.
Marc Augé (1935)
|
Los “no lugares”, espacios de
anonimato.
|
De cada uno de los autores se analizan sus aportes en relación
con la época y nivel de desarrollo, descripción del proceso de cambio y la vida en la ciudad como diferente de
la vida en el campo. La ciudad es un nuevo
entorno que se caracteriza por su complejidad estructural y diversidad de
escenarios. La vida en ella es compleja,
exigiendo a cada uno la capacidad de desempeñar varios roles en el quehacer
cotidiano además de lidiar con variadas circunstancias. Todos en mayor o menor grado enfatizan la
transformación de los patrones de interacción y las expectativas que se tienen
los unos de los otros. Dentro de este marco socio-histórico surge la impersonalidad como patrón de conducta
socialmente aceptada fuera del hogar para tratar con extraños. Estos no son
vistos con desconfianza, sino como desconocidos.
La Revolución
Industrial crea las condiciones para el surgimiento de las grandes ciudades lo
que produjo grandes migraciones del campo a la ciudad, donde esta población
rural deberá adaptarse a un nuevo espacio y modo de vida. En la ciudad se gesta
un nuevo tipo de relaciones, caracterizadas por la impersonalidad y
mediatizadas por el salario; se convierte en un nuevo espacio donde se reproducen
las relaciones de mercado, predomina la competencia, las cosas se convierten en
mercancía y el dinero es el medio de cambio.
Ferdinand
Tönnies en 1887 desarrolla tipos ideales Gemeinschaft
and gesellschaft para distinguir los tipos de vida en la comunidad y la
sociedad, en términos de estructura y sistema de valores. La comunidad presenta
fuertes lazos sociales y se aprecian los valores grupales y las normas que
regulan la vida social; lo más importante es el bien común en contraposición
con el bien individual. La sociedad presenta un tipo de
organización social propia de las grandes ciudades, que se enfocan más en las
necesidades del individuo que en las de la comunidad. En estos conglomerados
industrializados, el dinero y los bienes materiales son más importantes que los
lazos sociales; se reconoce la
diferencia entre lo público y lo privado.
Tönnies en su momento
vislumbra las diferencias básicas en los estilos de interacción y las
definiciones sociales en torno a normas, valores y la vida social en general.
La vida en la comunidad caracterizada por relaciones primarias, la vida en la
ciudad, por relaciones secundarias, cómo dirá Redfield posteriormente.
Emile
Durkheim se preocupa por explicar elementos sociales
como el espacio social, las representaciones colectivas y el territorio.
Desarrolla conceptos tales como: a) morfología social, b) división del trabajo
social, c) solidaridad mecánica y d) solidaridad orgánica, categorías
importantes para entender la vida social en la comunidad y la sociedad
industrial.
La división social del trabajo
es clave para entender esta transformación de una sociedad a otra. Es así que
Durkheim diferencia dos tipos de sociedades: la solidaridad mecánica que
estaría representada por las sociedades simples donde no existe división del
trabajo social, y donde predomina de conciencia colectiva, la integración
social, cohesión, equilibrio social, y están
circunscritas a una base territorial.
La solidaridad orgánica
está constituida por sociedades con una división del trabajo social
especializada, sociedades que sostienen en conjunto a los agregados sociales (asociaciones,
grupos ocupacionales/profesionales y organizaciones) especializados dentro del
marco de una organización del espacio que lleva a un estado con mayor
integración social. Siendo estas sociedades más heterogéneas, con un órgano
central que ejerce la acción coordinadora, teniendo como base la
interdependencia entre sus partes, constituyen sociedades complejas,
industriales. El
crecimiento de la solidaridad orgánica sobre la mecánica se debe, según Durkheim, al aumento de la densidad
moral de la población, esto es, las relaciones sociales dentro de una
población.
El monumental proceso de cambio que generó el desarrollo del capitalismo
industrial se manifiesta tanto en la especialización del trabajo como en el
surgimiento de una solidaridad orgánica o una solidaridad basada en la
especialización de la división social del trabajo. Como
veremos después, la propuesta de Durkheim que contempla la transformación de la
morfología social junto con el aumento de la densidad social, el territorio, la
distribución espacial y la especialización, está presente en la teoría de la
ciudad de Park.
En la misma medida en qué, según Marx y Engels, se da un desarrollo de las fuerzas productivas y las
relaciones de producción en las nacientes sociedades capitalistas, y según Durkheim, un incremento en la
especialización del trabajo y en la densidad de población, tendríamos cambios
en el comportamiento social buscando una adaptación a la nueva realidad.
Es Simmel quién
en su libro La metrópoli y la Vida Mental [1902] analiza la personalidad
del individuo que habita en la ciudad del mundo occidental. En dicha obra hace una serie de propuestas
para el conocimiento y estudio del estilo de vida del habitante de la ciudad. Indica cómo la estructura social de la
metrópoli transforma la personalidad de sus habitantes. La ciudad es vista como un lugar donde se generan procesos de
socialización que llevan a la formación
de la sociedad moderna y el conocimiento racional, asentamiento cosmopolita, con una economía
monetaria. El dinero se convierte en
el denominador común de todos los valores.
Simmel afirma que la división del trabajo en la ciudad
demanda un mayor perfeccionamiento y especialización, lo que constituye una
manera de diferenciarse de los otros hombres además de una exigencia de la
economía monetaria. La especialización
demanda perfeccionamiento y crea diferencias entre los individuos.
Para Simmel la ciudad es un espacio en el que se dan nuevas
formas de conducta que se van a convertir en el estilo de vida de las grades
ciudades a partir de la industrialización.
Esta realidad se convierte como dice Bettin (1982: 65) en el dato
histórico y sociológico que no sólo hace de framework al objeto de
análisis, sino que constituye el punto de partida para un estudio de la
sociedad moderna”.
Al igual que las Gemeinschaft
y Gesellschaft de Tönnies, Simmel
distingue entre el campo y la ciudad como dos modelos de
ordenación social correspondientes a sociedades contrapuestas, acentuando un
aspecto que considera único de las metrópolis,
las “formas psíquicas de la vida social” (Bettin, 1982: 63). Introduce
en su análisis nuevas situaciones y patrones de comportamiento propias de la
ciudad como el individualismo, el anonimato, el secreto, la libertad.
El hombre metropolitano tiene que adaptarse a nuevas situaciones
que incluyen el ritmo de vida, la exactitud, la puntualidad las relaciones
impersonales y el cálculo entre otros. Estas son situaciones que son parte de
la vida en la ciudad que contrastan con la del campo, que tiene un ritmo de
vida más lento y en donde predominan las relaciones primarias. Se trata de una
realidad compleja que genera incertidumbre por su diversidad de las relaciones
efímeras. El habitante de la ciudad reacciona ante estas condiciones sociales
creando lo que Simmel llama una “actitud
de hastío”, un comportamiento indiferente, impersonal de
auto-preservación, apatía, anonimato, desconfianza y distanciamiento con los
otros.
La “actitud de hastío” revela la
naturaleza impersonal de nuestras sociedades. Según Simmel es una forma de
protección que los individuos en las metrópolis usan para adaptarse a la
“intensidad de la vida en la ciudad”. La
“actitud
de hastío” se manifiesta en aquellas personas que han perdido el
sentimiento por el valor de las diferencias, es decir, todo lo experimentan
como si fuera igual. Es el caso del
individuo indiferente hacia todo. Esto
es causado, dice Simmel, por la naturaleza del dinero: el cinismo y la actitud
de hastío, son ambos el resultado de la reducción de los valores concretos de
la vida a la mediación del valor del dinero. El dinero se convierte en un factor mediático que
homogeniza a la población, dándole más valor a los factores adquiridos que a los
criterios particularistas y adscriptivos
Robert Park postuló a la ciudad como el “habitat
natural del hombre civilizado”, un área cultural con sus propias leyes, que
se caracteriza por dos formas de organización: la moral y
la física. La ciudad tiene una estructura física continua, cuyo elemento
dinamizador es el proceso económico no planificado por el cual varias unidades independientes
compiten en un mercado abierto por tierras y ubicación. La ciudad como
un espacio formado de “áreas naturales” (comunidades) en constante
transformación, movimiento e interacción. Determina como indicadores
de la vida urbana: transformación, cambio, movilidad, interdependencia,
diversidad y distancia social.
Park supone que al
inicio de esta situación no existe vida social, solo el deseo de
sobrevivir. Es la necesidad biótica la
que orienta la conducta y no la necesidad de metas colectivas. El imperativo de sobrevivencia sumado a
los recursos limitados, da lugar a la
competencia entre los individuos, proceso que puede definirse como una “interacción
sin contacto social”. La ciudad para Park sería un organismo vivo creado por el
hombre pero con alma y organización propia. Se trata de una unidad
socio-económica, cuya organización se basa en la división del trabajo. Park
afirma que “la ciudades es el hábitat natural del hombre civilizado”.
La Escuela de Chicago, como se le conoce,
refleja el pensamiento de Simmel como punto de referencia para explicar la vida
cotidiana en la ciudad o los escenarios urbanos (calles, plazas, esquinas,
centros comerciales, bares, aceras, buses, trenes o aeropuertos). El espacio
público de la ciudad es un espacio compartido con extraños, donde las
relaciones sociales son espontáneas, fragmentadas, que responden a definiciones
sociales internalizadas a través de la socialización que incluyen códigos y
patrones de interacción.
Pero, en la
ciudad no todos los lugares son iguales, hay algunos en donde los encuentros
entre extraños son más permisibles, como las salas de espera, gimnasios, bares.
En lugares como estos es “permisible” algún nivel de interacción de acuerdo a
los contenidos de la socialización moderna, en donde se enfatiza desde temprana
edad, el no hablar con extraños y mucho menos traerlos a casa.
Augé (1994)
introduce el concepto de los no-lugares, aquellos espacios
por donde transitamos, sin importancia, circunstancial, muchas veces sin tener
conciencia de su existencia. Son lugares de paso compartidos temporalmente por
aquellos que están allí en ese momento, como aeropuertos, autopistas, supermercados,
autobuses, y transeúntes en un mismo punto de la calle en un momento determinado. Son
espacios en donde no nos
relacionamos, definidos por el pasar de la gente.
La postmodernidad
produce no-lugares, espacios
de anonimato, en los que la relación entre los individuos es meramente
contractual, pues solo les une la condición de usuarios de ese espacio:
estación de metro o de autobús, terminal del aeropuerto…Un no lugar, a diferencia de lo que representa un lugar, no genera
ni relaciones humanas, ni de identidad con el lugar. La actitud estética que se
adopta en ellos no crea una sociedad orgánica, sino sentimiento de soledad. La vida social se ha ido
transformando desde la simplicidad de las relaciones primarias en la plaza a la
complejidad paradójica de la “muchedumbre
solitaria”. Hemos aprendido a compartir los espacios con desconocidos sin
temor al encuentro ni a la relatividad del mismo. Compartimos la indiferencia
sin desconfianza, la “actitud de hastío”, la “desatención
cortés, en
los no lugares.
De la mano con el cambio
social van nuevas relaciones sociales y
definiciones sociales que las interpretan a ellas y a la realidad emergente que
incluye patrones de comunicación, de interacción y modos de ver
la vida. Esa es la realidad de la ciudad post moderna
donde las relaciones personales tienen un nuevo carácter y donde encontramos un
enorme potencial para nuevas formas de comunicación y de patrones de
interacción.
1.
Augé, M. (1994). Los “no lugares”. Espacios del
anonimato. Una antropología de la sobremodernidad,Barcelona: Gedisa Editorial
2.
Bettin, Gianfranco (1982). Los
sociólogos de la ciudad. Barcelona: Editorial Gustavo Gili
3. Goffman, Erving (1959, año de la primera edición en inglés). La
presentación de la persona en la vida cotidiana. Argentina: Amorrortu
editores, S. A.
4. Erving Goffman, Relations in Public (Penguin
1972) p. 385.
5. Ianni,
Octavio (2000): “Ciudad y modernidad”, en Enigmas
de la modernidad-mundo, Siglo XXI, México.
6. Lofland, Lyn H (1985). A world of strangers. Order and action in
urban public space. EE. UU: Waveland Press, Inc.
7. Lofland, Lyn H. y lofland, L. H. (1984). Analysing Social Settings.
Nueva York: Wadsworth.
8. Park, Robert Ezra (1999). La ciudad y
otros ensayos de ecología urbana. Barcelona: Ediciones del
Sebal.
9. Simmel,
Georg (2005): “La metrópolis y la vida moderna”, en Bifurcaciones,
Nº 4,Santiago de Chile (disponible en internet), 1903
10. Simmel,
Georg (1986). El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura.
Barcelona: Península, Serie Historia, Ciencia, Sociedad
11. Sassen,
Saskia (1999): La ciudad global: Nueva York,
Londres, Tokio, EUDEBA, Buenos Aires.
12. Wolf,
Mauro (1982): “Sociologías de la Vida
Cotidiana”. Madrid: Editorial
L´Espresso
Se busca explicar nuevas formas de interacción en la sociedad compleja. Busca llamar la atención acerca de cómo los patrones de las relaciones sociales cambian a traves del tiempo, dependiendo de las características del entorno.
ResponderEliminarCarmen Quintero Russo