Carmen Quintero Russo - Socióloga
El surgimiento de las
profesiones, tal y como las conocemos hoy día es el resultado de un proceso largo
y complejo, ligado al cambio social que impuso el desarrollo del capitalismo industrial. Previo a eso en toda sociedad encontramos
"hombres de letras", individuos que dedicaban su vida a dilucidar los
misterios de la naturaleza y a crear
marcos de referencia que permitieran su explicación. Con el paso del tiempo su
papel social cobra mayor importancia en la sociedad y su quehacer se
especializa, llegando a formar un estrato social y a gozar de un determinado
estatus. Pero esto no se da de manera uniforme en todas las sociedades,
dependiendo de ciertas particularidades tanto en el plano económico, social y
político. El explicar este proceso, su presencia o ausencia es el tema de este
trabajo.
El término intelectual fue creado por Clemenceau en un artículo
publicado en Láurore, el 23 de enero de 1898, describiendo al grupo de los defensores de Dreifus (Nettl,
1969:87; Feuer, 1976: 48). El uso inicial del término generó una concepción del intelectual como un
oposito del "estatus quo", como una fracción de la clase educada con
aspiraciones políticas (Feuer, 1876: 49).
Por otra parte, la tendencia a ver a los intelectuales en contra del
orden social, también surgió de la relación que se ha establecido entre los intelectuales
y la "intellighentsia", grupo involucrado en actividades de oposición política en Rusia y en Polonia
(Gella, 1976: 12; Feuer, 1976: 48; Malia, 1961: 2; Gorki, 1960: 233).
El intelectual ha sido
definido como un grupo que ha manifestado un deseo apasionado por adquirir
conocimientos y por el trabajo creativo (Huszar, 1960: 82). Benda (1960) al
referirse a los intelectuales dice que estos conforman un tipo de hombre, que
"son aquellos que buscan el gozo en la práctica de un arte o ciencia o
especulación metafísica, breve en la posesión de ventajas no materiales (217).
Benda también enfatiza el
contraste entre el intelectual y el hombre de acción y deplora la tendencia de
los "oficinistas" de final del siglo XIX de "jugar en el juego
de las pasiones políticas" (218). Su obra "La Trahison des Clercs" puede considerarse como una
denuncia de las actividades políticas de los intelectuales que más bien
deberían responder a un llamado de amor, de justicia y de verdad (Gella, 1976:
19).
Weber (1963) identificó a
los intelectuales como "predestinados" a propagar el sistema de los valores nacionales. Weber
vio una relación necesaria entre los intelectuales y aquellos hombres que
ejercen el poder político, dado que existe una conexión muy estrecha entre el
prestigio de la cultura y el prestigio del poder (1946:176).
Weber enfatiza que el
estudio de la relación histórica entre los intelectuales y la sociedad se debe
tomar en consideración las fuentes de autoridad, el sistema de valores y el
sistema integrador de la sociedad. El poder
constituye el punto focal en el análisis Weberiano lo que explica a través del
estudio de fuerzas sociales tales como
la autoridad, los intereses materiales y
la orientación por valores (1946: 286-297).
Por profesión Weber
entiende la particular especificación, especialización y coordinación que
muestran los servicios prestados por una persona en las relaciones de
mercado. La profesión constituye una
fuente de ingresos duradera. De esta manera considera a la profesión "en
conexión de reciprocidad" con las "clases típicas de ingresos".
Los intelectuales como
"hombres de ideas" o "especialistas en cultura" han
existido en todas sociedades; son un producto histórico y contribuyen al
desarrollo de la cultura y del conocimiento. En la estructura social, su
posición, el papel que desempeñan, sus funciones, el contenido de sus ideas y
el trabajo que realizan depende del nivel de desarrollo de las necesidades de
la sociedad y de sus propias concepciones de la realidad social.
La transformación de los
intelectuales en un estrato social depende de condiciones socio-históricas muy
específicas como las que se dieron en Rusia y Polonia durante los siglos XVIII
y XIX. El por qué esto no ocurrió en
sociedades occidentales es en parte el resultado de la articulación de las
fuerzas institucionales del nuevo orden social que surge con el desarrollo del
capitalismo. La "intellighentsia" debe considerarse como un fenómeno
único que no puede simplemente identificarse con la existencia de intelectuales
(Gella, 1976:11).
El surgimiento de la "intellighentsia"
como estrato social está unido a las transformaciones generadas por el proceso
de industrialización en la sociedad medieval. Esta se desarrolla como estrato
social en sociedades de la Europa Oriental, específicamente en Polonia y
Rusia. Allí va a desempeñar una función
particular y un rol político. La "intellighentsia" presenta "una
combinación específica de características psicológicas, maneras y estilos de
vida, estatus social y sobretodo un sistema de valores" (Gella, 1976: 13).
En Polonia la formación de
la "intellighentsia" se inicia en el siglo XVI durante el período de
los "Reyes electos", el que se
caracterizó como "el período más oscuro en la historia de Polonia. Fue un
período de anarquía y desgaste de las instituciones sociales"
(Zsczepanski, 1970: 12). La
"intellighentsia" polaca estuvo influenciada por las ideas del
Iluminismo, particularmente por Rousseau; estaba comprometida con el logro de
la independencia política de su nación. Surge como un movimiento político
después de la primera partición de Polonia por Rusia, Prusia y Austria en 1772.
Era parte del movimiento de reforma que buscaba cambiar el sistema educativo y
el sistema político (Zsczepanski, 1970: 13-16; Gella, 1976: 13).
En Rusia la "intellighentsia" se desarrollo
en los círculos intelectuales de 1830 y de 1840, lo que introducen un giro
ideológico en la forma del idealismo filosófico alemán (Malia, 1861:2). El
factor decisivo entre ellos su actitud contra el régimen existente, el deseo de
abolir el zarismo. La
"intellighentsia" rusa como fenómeno histórico se relaciona a la
expansión de la cultura occidental que produjo una minoría de gente educada
hacia el final del siglo XVII. Ya en los siglos XIX y XX este grupo crece
numéricamente y se convierte en un vocero de la opinión pública (Pipes, 1961:
48).
La
"intellighentsia" rusa fue influenciada especialmente por el
pensamiento positivista francés y alemán. Los intelectuales rusos se vieron a
sí mismos como agentes del progreso en una sociedad atrasada (Pipes, 1961:
48). Este grupo estaba formado
básicamente por "raznocincy" grupos "declasse" y por grupos
de la nobleza, el clero y la burguesía. La presencia de los
"raznocincy" fue un elemento indicativo de que la
"intellighentsia" no encajaba dentro del sistema estamental
oficial. Durante el siglo XIX fue considerada como un grupo opositor, cuya
misión era llevar a cabo una reestructuración moral de la sociedad.
Tanto en Rusia como el
Polonia la "intellighentsia"
como estrato social se desarrollo como respuesta a los problemas sociales de la
nación. Aparece en un período histórico caracterizado por la acumulación de
problemas sociales que no podían ser solucionados a través de políticas
reformistas de la clase dominante. Por
otra parte el bajo desarrollo de las fuerzas productivas en ambos países, lo
que se reflejaba en la ausencia de industrialización, urbanización y
crecimiento poblacional, hizo a este estrato cultural más ideológico, orientado
políticamente.
Los intelectuales
occidentales nunca han formado un estrato social como en Polonia y Rusia, lo
que obedece, históricamente, a la ausencia de una burguesía como clase y a un
proceso de industrialización en la transformación de la sociedad. En Occidente,
durante las fases iniciales de formación del capitalismo las relaciones de
intercambio se extienden hacia la superestructura de la sociedad y afectan la
producción del conocimiento. Lo se da por la creciente demanda de servicios por
parte de la industria a las ciencias naturales.
Esto lleva a convertir el producto del trabajo científico en mercancía y
al intelectual en profesional.
Con el surgimiento del
capitalismo industrial los sistemas educacionales fueron reformados a fin de
satisfacer las demandas del sistema productivo, convirtiendo a la educación
formal en una condición necesaria y previa a la práctica del trabajo científico
e intelectual. El conocimiento formal se
convierte en una mercancía y las ocupaciones basadas en dicho conocimiento se
convierten en medios para ganar un salario y los intelectuales se preocupan por
problemas diferentes a aquellos que preocupan a la "intellighentsia"
rusa y polaca.
La Sociología del
Conocimiento nos ofrece el marco de referencia necesario para entender esta
situación al enfatizar la relación entre los modos de pensamiento y su base
existencial. Así, el conocimiento debe entenderse a partir de su base histórica
y los intelectuales que crean y preservan dicho conocimiento se convierten en
representantes de los grupos sociales, articulando diferentes intereses.
Parte de la consideración de que el individuo refleja el
pensamiento de su grupo y de que para pensar el individuo utiliza elementos
dados por la sociedad. Es a través de la participación en los diversos grupos
sociales que el individuo introyecta los elementos de la superestructura y
entra en contacto con la sociedad global. La sociología del conocimiento gira
en torno de un conjunto de preguntas que plantean lo siguiente:
1. ¿Cómo varía el pensamiento humano en tiempo
y lugar?
2. ¿Bajo qué condiciones sociales se producen cambios o variaciones en él
pensamiento?
3. ¿Originan las bases sociales/formas de vida del grupo diferencias de pensamiento?
Como teoría sociológica, la sociología del conocimiento
desarrolla un cuerpo conceptual que explica la importancia de los elementos
extra-teóricos que condicionan el conocimiento, tales como el estilo de vida,
los patrones de interacción, las formas de organización de la comunidad y el
nivel de satisfacción de las necesidades. Entre sus preocupaciones esta ver
como las condiciones de las posiciones (oportunidades, limitaciones, destrezas)
dentro de una categoría social (clase social), contribuyen a explicar su
orientación hacia ciertos eventos.
También busca conocer cuál es el papel del conocimiento en la sociedad, en la estructuración de
las relaciones individuo-sociedad y personalidad y estructura social, haciendo
énfasis en el aspecto histórico del sistema social y de la naturaleza humana. La
determinación social o existencial del pensamiento se refiere a que el proceso
de conocer se desarrolla históricamente y no proviene de la naturaleza de las
cosas o de puras posibilidades lógicas.
Conocer es una forma de aprehender la realidad, y supone un
ordenamiento dado por la cultura. Tanto el conocer como el conocimiento son
productos internalizamos los contenidos de la cultura, que sirve de marco a la
acción subjetiva de entender los símbolos y la intención de la acción social.
Siguiendo este marco de
reflexión, tenemos que durante el desarrollo del capitalismo en las sociedades
de Europa Occidental, las críticas de los intelectuales se orientan a socavar
las bases de la sociedad feudal y no entran en contradicción con los intereses
de la burguesía en ascenso como clase dominante. De esta manera los intelectuales participan
con la burguesía en el proceso de formación de las nuevas instituciones. Los
intelectuales se transforman en profesionales durante la revolución industrial
como respuesta al desarrollo de las fuerzas productivas y la especialización
generada por la división del trabajo (Huszar,1960: 104).
En las etapas iniciales del
desarrollo del capitalismo aquellos que practicaban las profesiones liberales
fueron desplazados y marginados de la jerarquía social a pesar de gozar ciertos
privilegios y de mantenerse neutral hacia la sociedad. Los intelectuales en
Europa Occidental desempeñaron una
función específica articulando los diferentes intereses y formulando las
ideologías fundamentales para el cambio social.
El desarrollo de la
burguesía en Europa Occidental fue un factor crucial que limitó el desarrollo
de la "intellighentsia" como estrato social y grupo de oposición. En
Inglaterra los intelectuales eran hombres ´prácticos´ involucrados en el
trabajo científico que sustento el desarrollo de la revolución industrial. Los
intelectuales se convirtieron en profesionales.
El término intelectual como ´hombre de espíritu´ se utiliza en forma
peyorativa (Huszar, 1960:20).
En Francia el desarrollo de
la burguesía se da en términos políticos. Durante la Revolución Francesa
participaron tanto intelectuales y como filósofos cuyos planteamientos críticos
del orden social feudal contribuyeron a la formación de nuevas formas de
organización social. Los intelectuales
con su orientación al cambio social estimularon a la burguesía en su
articulación como clase social y se vieron a sí mismos como parte del
movimiento Iluminista al crear y transmitir conocimientos: filosofía,
literatura, arte (Huszar, 1960:89).
En las sociedades
occidentales, los intelectuales bajo las condicione de libre mercado son
forzados a escoger entre profesiones. de esta manera en vez de organizarse como
la "intellighentsia clásica" y propiciar el desarrollo de los grupos
de oposición se insertaron dentro del proceso productivo. Como bien dice
Huszar, "......el empresario capitalista, los maestros en economía
política, los organizadores de la nueva cultura y la ley, de acuerdo a su
propia imagen" (1969: 97).
En la economía de libre
mercado la dicotomía entre los propietarios de capital y los poseedores de la
fuerza de trabajo moldea la estructura de clase y su forma de estratificación
social. Es en el mercado de trabajo donde tanto los dueños del capital como los
vendedores de la fuerza de trabajo se encuentran y entran en transacciones. De
este intercambio surge la estructura ocupacional, la que refleja la
diferenciación interna de la división del trabajo y su inherente desigualdad
social. La posición del individuo en la
estructura ocupacional es mediatizada por las relaciones de clase, que en el
mercado de trabajo se reflejan en el nivel educativo y las oportunidades de movilidad
social.
Dentro de este marco de a
análisis estructural, los intelectuales han sido forzados a vender su trabajo mental de acuerdo a las
leyes del mercado (Larson, 1977: 210-211) y como profesionales se ven a sí
mismos como propietarios de un conocimiento especializado. El intelectual-profesional no posee capital y
en este sentido se parece al obrero en lo referente a la posición que ocupa en
la estructura de clases, dado que vive de la venta de su fuerza de trabajo y es
también explotado por el capital. Pero
por otra parte se diferencia del obrero en que realiza un trabajo intelectual y
a veces administrativo. Esto último le
da una función específica dentro del proceso de reproducción de las relaciones
capitalistas dirigiendo a otros trabajadores y organizando el trabajo dentro
del marco de la eficiencia capitalista.
El carácter especial del
conocimiento intelectual coloca a quienes lo poseen fuera de las filas del
proletariado. Su posición y su función
dentro de la estructura de clases les permite adquirir una mejor educación, un
mejor ingreso, mayores posibilidades de movilidad social y un estilo de vida
comparable con el de la clase alta.
En el mundo post moderno el
conocimiento se ha convertido en un medio de producción. En este momento
histórico se produce una transformación de la sociedad. De manera que cambia la propia realidad, el
mundo, tal y cómo la percibimos y consecuentemente la forma en que nos percibimos a nosotros
mismos y a los demás.
A nivel del conocimiento se
producen nuevas estrategias epistemologías y de aprendizaje. La percepción fragmentada de la realidad que
fomenta el actual escenario sociocultural tiene consecuencias insospechadas
desde el punto de vista de la formación intelectual y moral. Puesto que se
generan las circunstancias ideales para que sólo se valore una mentalidad
operativo-funcional (Reid, J. "Conocimiento Científico y Posmodernidad").
Los profesionales basándose
en su monopolio del conocimiento, destrezas y diplomas han logrado adquirir
poder dentro del mercado de trabajo. El
conocimiento especializado, adquirido y defendido a través de las universidades
tiene un carácter de escasez relativa dentro del mercado de trabajo, lo que le
da a su poseedor una mayor autonomía y control sobre su trabajo. El
conocimiento intelectual-profesional es valorado y definido por la sociedad de
acuerdo al significado que tenga dentro del proceso de reproducción social, lo
que legitima dicho conocimiento.
Los profesionales realmente
lo que venden, más que su fuerza de trabajo es el producto de sus
conocimientos. Ellos (los médicos, arquitectos, ingenieros entre otros) se han
convertido en empresarios intelectuales más que en asalariados y comparten con
el capital (y los capitalistas) la responsabilidad de la reproducción social.
Referencias
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