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martes, 27 de mayo de 2014

La Economía Política del Surgimiento de las Profesiones


Carmen Quintero Russo - Socióloga

El surgimiento de las profesiones, tal y como las conocemos hoy día es el resultado de un proceso largo y complejo, ligado al cambio social que impuso el  desarrollo del capitalismo industrial.  Previo a eso en toda sociedad encontramos "hombres de letras", individuos que dedicaban su vida a dilucidar los misterios de  la naturaleza y a crear marcos de referencia que permitieran su explicación. Con el paso del tiempo su papel social cobra mayor importancia en la sociedad y su quehacer se especializa, llegando a formar un estrato social y a gozar de un determinado estatus. Pero esto no se da de manera uniforme en todas las sociedades, dependiendo de ciertas particularidades tanto en el plano económico, social y político. El explicar este proceso, su presencia o ausencia es el tema de este trabajo.

El término intelectual fue creado por Clemenceau en un artículo publicado en Láurore, el 23 de enero de 1898, describiendo  al grupo de los defensores de Dreifus (Nettl, 1969:87; Feuer, 1976: 48). El uso inicial del término  generó una concepción del intelectual como un oposito del "estatus quo", como una fracción de la clase educada con aspiraciones políticas (Feuer, 1876: 49).  Por otra parte, la tendencia a ver a los intelectuales en contra del orden social, también surgió de la relación que se ha establecido entre los intelectuales y la "intellighentsia", grupo involucrado en actividades de  oposición política en Rusia y en Polonia (Gella, 1976: 12; Feuer, 1976: 48; Malia, 1961: 2; Gorki, 1960: 233).

El intelectual ha sido definido como un grupo que ha manifestado un deseo apasionado por adquirir conocimientos y por el trabajo creativo (Huszar, 1960: 82). Benda (1960) al referirse a los intelectuales dice que estos conforman un tipo de hombre, que "son aquellos que buscan el gozo en la práctica de un arte o ciencia o especulación metafísica, breve en la posesión de ventajas no materiales (217).

Benda también enfatiza el contraste entre el intelectual y el hombre de acción y deplora la tendencia de los "oficinistas" de final del siglo XIX de "jugar en el juego de las pasiones políticas" (218). Su obra "La Trahison des Clercs" puede considerarse como una denuncia de las actividades políticas de los intelectuales que más bien deberían responder a un llamado de amor, de justicia y de verdad (Gella, 1976: 19).

Weber (1963) identificó a los intelectuales como "predestinados" a propagar  el sistema de los valores nacionales. Weber vio una relación necesaria entre los intelectuales y aquellos hombres que ejercen el poder político, dado que existe una conexión muy estrecha entre el prestigio de la cultura y el prestigio del poder (1946:176).

Weber enfatiza que el estudio de la relación histórica entre los intelectuales y la sociedad se debe tomar en consideración las fuentes de autoridad, el sistema de valores y el sistema integrador de la sociedad.  El poder constituye el punto focal en el análisis Weberiano lo que explica a través del estudio de fuerzas sociales  tales como la autoridad, los intereses  materiales y la orientación por valores (1946: 286-297).

Por profesión Weber entiende la particular especificación, especialización y coordinación que muestran los servicios prestados por una persona en las relaciones de mercado.  La profesión constituye una fuente de ingresos duradera. De esta manera considera a la profesión "en conexión de reciprocidad" con las "clases típicas de ingresos".

 

Los intelectuales como "hombres de ideas" o "especialistas en cultura" han existido en todas sociedades; son un producto histórico y contribuyen al desarrollo de la cultura y del conocimiento. En la estructura social, su posición, el papel que desempeñan, sus funciones, el contenido de sus ideas y el trabajo que realizan depende del nivel de desarrollo de las necesidades de la sociedad y de sus propias concepciones de la realidad social.

La transformación de los intelectuales en un estrato social depende de condiciones socio-históricas muy específicas como las que se dieron en Rusia y Polonia durante los siglos XVIII y XIX.  El por qué esto no ocurrió en sociedades occidentales es en parte el resultado de la articulación de las fuerzas institucionales del nuevo orden social que surge con el desarrollo del capitalismo.  La "intellighentsia" debe considerarse como un fenómeno único que no puede simplemente identificarse con la existencia de intelectuales (Gella, 1976:11).

El surgimiento de la "intellighentsia" como estrato social está unido a las transformaciones generadas por el proceso de industrialización en la sociedad medieval. Esta se desarrolla como estrato social en sociedades de la Europa Oriental, específicamente en Polonia y Rusia.  Allí va a desempeñar una función particular y un rol político. La "intellighentsia" presenta "una combinación específica de características psicológicas, maneras y estilos de vida, estatus social y sobretodo un sistema de valores" (Gella, 1976: 13).

En Polonia la formación de la "intellighentsia" se inicia en el siglo XVI durante el período de los "Reyes electos", el que  se caracterizó como "el período más oscuro en la historia de Polonia. Fue un período de anarquía y desgaste de las instituciones sociales" (Zsczepanski, 1970: 12).  La "intellighentsia" polaca estuvo influenciada por las ideas del Iluminismo, particularmente por Rousseau; estaba comprometida con el logro de la independencia política de su nación. Surge como un movimiento político después de la primera partición de Polonia por Rusia, Prusia y Austria en 1772. Era parte del movimiento de reforma que buscaba cambiar el sistema educativo y el sistema político (Zsczepanski, 1970: 13-16; Gella, 1976: 13).

En Rusia  la "intellighentsia" se desarrollo en los círculos intelectuales de 1830 y de 1840, lo que introducen un giro ideológico en la forma del idealismo filosófico alemán (Malia, 1861:2). El factor decisivo entre ellos su actitud contra el régimen existente, el deseo de abolir el zarismo.  La "intellighentsia" rusa como fenómeno histórico se relaciona a la expansión de la cultura occidental que produjo una minoría de gente educada hacia el final del siglo XVII. Ya en los siglos XIX y XX este grupo crece numéricamente y se convierte en un vocero de la opinión pública (Pipes, 1961: 48).

La "intellighentsia" rusa fue influenciada especialmente por el pensamiento positivista francés y alemán. Los intelectuales rusos se vieron a sí mismos como agentes del progreso en una sociedad atrasada (Pipes, 1961: 48).  Este grupo estaba formado básicamente por "raznocincy" grupos "declasse" y por grupos de la nobleza, el clero y la burguesía. La presencia de los "raznocincy" fue un elemento indicativo de que la "intellighentsia" no encajaba dentro del sistema estamental oficial.  Durante el siglo XIX  fue considerada como un grupo opositor, cuya misión era llevar a cabo una reestructuración moral de la sociedad.

Tanto en Rusia como el Polonia la  "intellighentsia" como estrato social se desarrollo como respuesta a los problemas sociales de la nación. Aparece en un período histórico caracterizado por la acumulación de problemas sociales que no podían ser solucionados a través de políticas reformistas de la clase dominante.  Por otra parte el bajo desarrollo de las fuerzas productivas en ambos países, lo que se reflejaba en la ausencia de industrialización, urbanización y crecimiento poblacional, hizo a este estrato cultural más ideológico, orientado políticamente.

Los intelectuales occidentales nunca han formado un estrato social como en Polonia y Rusia, lo que obedece, históricamente, a la ausencia de una burguesía como clase y a un proceso de industrialización en la transformación de la sociedad. En Occidente, durante las fases iniciales de formación del capitalismo las relaciones de intercambio se extienden hacia la superestructura de la sociedad y afectan la producción del conocimiento. Lo se da por la creciente demanda de servicios por parte de la industria a las ciencias naturales.  Esto lleva a convertir el producto del trabajo científico en mercancía y al intelectual en profesional.

Con el surgimiento del capitalismo industrial los sistemas educacionales fueron reformados a fin de satisfacer las demandas del sistema productivo, convirtiendo a la educación formal en una condición necesaria y previa a la práctica del trabajo científico e intelectual.  El conocimiento formal se convierte en una mercancía y las ocupaciones basadas en dicho conocimiento se convierten en medios para ganar un salario y los intelectuales se preocupan por problemas diferentes a aquellos que preocupan a la "intellighentsia" rusa y polaca.

La Sociología del Conocimiento nos ofrece el marco de referencia necesario para entender esta situación al enfatizar la relación entre los modos de pensamiento y su base existencial. Así, el conocimiento debe entenderse a partir de su base histórica y los intelectuales que crean y preservan dicho conocimiento se convierten en representantes de los grupos sociales, articulando diferentes intereses.

Parte de la consideración de que el individuo refleja el pensamiento de su grupo y de que para pensar el individuo utiliza elementos dados por la sociedad. Es a través de la participación en los diversos grupos sociales que el individuo introyecta los elementos de la superestructura y entra en contacto con la sociedad global. La sociología del conocimiento gira en torno de un conjunto de preguntas que plantean lo siguiente:

1.     ¿Cómo varía el pensamiento humano en tiempo y lugar?

       2.     ¿Bajo qué condiciones sociales se producen cambios o variaciones en él
             pensamiento?

       3.    ¿Originan las bases sociales/formas de vida del grupo diferencias de  pensamiento?

Como teoría sociológica, la sociología del conocimiento desarrolla un cuerpo conceptual que explica la importancia de los elementos extra-teóricos que condicionan el conocimiento, tales como el estilo de vida, los patrones de interacción, las formas de organización de la comunidad y el nivel de satisfacción de las necesidades. Entre sus preocupaciones esta ver como las condiciones de las posiciones (oportunidades, limitaciones, destrezas) dentro de una categoría social (clase social), contribuyen a explicar su orientación hacia ciertos eventos.

También busca conocer cuál es el papel del conocimiento en la sociedad, en la estructuración de las relaciones individuo-sociedad y personalidad y estructura social, haciendo énfasis en el aspecto histórico del sistema social y de la naturaleza humana. La determinación social o existencial del pensamiento se refiere a que el proceso de conocer se desarrolla históricamente y no proviene de la naturaleza de las cosas o de puras posibilidades lógicas.

Conocer es una forma de aprehender la realidad, y supone un ordenamiento dado por la cultura. Tanto el conocer como el conocimiento son productos internalizamos los contenidos de la cultura, que sirve de marco a la acción subjetiva de entender los símbolos y la intención de la acción social.

Siguiendo este marco de reflexión, tenemos que durante el desarrollo del capitalismo en las sociedades de Europa Occidental, las críticas de los intelectuales se orientan a socavar las bases de la sociedad feudal y no entran en contradicción con los intereses de la burguesía en ascenso como clase dominante.  De esta manera los intelectuales participan con la burguesía en el proceso de formación de las nuevas instituciones. Los intelectuales se transforman en profesionales durante la revolución industrial como respuesta al desarrollo de las fuerzas productivas y la especialización generada por la división del trabajo (Huszar,1960: 104).

En las etapas iniciales del desarrollo del capitalismo aquellos que practicaban las profesiones liberales fueron desplazados y marginados de la jerarquía social a pesar de gozar ciertos privilegios y de mantenerse neutral hacia la sociedad. Los intelectuales en Europa Occidental  desempeñaron una función específica articulando los diferentes intereses y formulando las ideologías fundamentales para el cambio social.

El desarrollo de la burguesía en Europa Occidental fue un factor crucial que limitó el desarrollo de la "intellighentsia" como estrato social y grupo de oposición. En Inglaterra los intelectuales eran hombres ´prácticos´ involucrados en el trabajo científico que sustento el desarrollo de la revolución industrial. Los intelectuales se convirtieron en profesionales.  El término intelectual como ´hombre de espíritu´ se utiliza en forma peyorativa (Huszar, 1960:20).

En Francia el desarrollo de la burguesía se da en términos políticos. Durante la Revolución Francesa participaron tanto intelectuales y como filósofos cuyos planteamientos críticos del orden social feudal contribuyeron a la formación de nuevas formas de organización social.  Los intelectuales con su orientación al cambio social estimularon a la burguesía en su articulación como clase social y se vieron a sí mismos como parte del movimiento Iluminista al crear y transmitir conocimientos: filosofía, literatura, arte (Huszar, 1960:89).

En las sociedades occidentales, los intelectuales bajo las condicione de libre mercado son forzados a escoger entre profesiones. de esta manera en vez de organizarse como la "intellighentsia clásica" y propiciar el desarrollo de los grupos de oposición se insertaron dentro del proceso productivo. Como bien dice Huszar, "......el empresario capitalista, los maestros en economía política, los organizadores de la nueva cultura y la ley, de acuerdo a su propia imagen" (1969: 97).

En la economía de libre mercado la dicotomía entre los propietarios de capital y los poseedores de la fuerza de trabajo moldea la estructura de clase y su forma de estratificación social. Es en el mercado de trabajo donde tanto los dueños del capital como los vendedores de la fuerza de trabajo se encuentran y entran en transacciones. De este intercambio surge la estructura ocupacional, la que refleja la diferenciación interna de la división del trabajo y su inherente desigualdad social.  La posición del individuo en la estructura ocupacional es mediatizada por las relaciones de clase, que en el mercado de trabajo se reflejan en el nivel educativo y las oportunidades de movilidad social.

Dentro de este marco de a análisis estructural, los intelectuales han sido forzados  a vender su trabajo mental de acuerdo a las leyes del mercado (Larson, 1977: 210-211) y como profesionales se ven a sí mismos como propietarios de un conocimiento especializado.  El intelectual-profesional no posee capital y en este sentido se parece al obrero en lo referente a la posición que ocupa en la estructura de clases, dado que vive de la venta de su fuerza de trabajo y es también explotado por el capital.  Pero por otra parte se diferencia del obrero en que realiza un trabajo intelectual y a veces administrativo.  Esto último le da una función específica dentro del proceso de reproducción de las relaciones capitalistas dirigiendo a otros trabajadores y organizando el trabajo dentro del marco de la eficiencia capitalista.

El carácter especial del conocimiento intelectual coloca a quienes lo poseen fuera de las filas del proletariado.  Su posición y su función dentro de la estructura de clases les permite adquirir una mejor educación, un mejor ingreso, mayores posibilidades de movilidad social y un estilo de vida comparable con el de la clase alta.

En el mundo post moderno el conocimiento se ha convertido en un medio de producción. En este momento histórico se produce una transformación de la sociedad.  De manera que cambia la propia realidad, el mundo, tal y cómo la percibimos y consecuentemente  la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y a los demás.

A nivel del conocimiento se producen nuevas estrategias epistemologías y de aprendizaje. La percepción fragmentada de la realidad que fomenta el actual escenario sociocultural tiene consecuencias insospechadas desde el punto de vista de la formación intelectual y moral. Puesto que se generan las circunstancias ideales para que sólo se valore una mentalidad operativo-funcional (Reid, J. "Conocimiento Científico y Posmodernidad").

Los profesionales basándose en su monopolio del conocimiento, destrezas y diplomas han logrado adquirir poder dentro del mercado de trabajo.  El conocimiento especializado, adquirido y defendido a través de las universidades tiene un carácter de escasez relativa dentro del mercado de trabajo, lo que le da a su poseedor una mayor autonomía y control sobre su trabajo. El conocimiento intelectual-profesional es valorado y definido por la sociedad de acuerdo al significado que tenga dentro del proceso de reproducción social, lo que legitima dicho conocimiento.

Los profesionales realmente lo que venden, más que su fuerza de trabajo es el producto de sus conocimientos. Ellos (los médicos, arquitectos, ingenieros entre otros) se han convertido en empresarios intelectuales más que en asalariados y comparten con el capital (y los capitalistas) la responsabilidad de la reproducción social.
Referencias Bibliográficas
 

Benda, J.
1976
"The Treason of the Intellectuals" en Huszar The Intellectuals a Controversial Portrait, Glencoe: The Free Press.
Urteaga, E.
 
"Sociología de las profesiones: una teoría de la complejidad" en Lan Harremanak. Revista de Relaciones Laborales, No 18, 2008.
Feuer, L.
1976
"What is an Intellectual" en Gella op.cit.
Gella, A.
1976
The Intelligentsia and the Intellectuals. California: Sage Publications.
Gella, A.
1976
"An Introduction to the Sociology of the Intelligentsia" en Gella, op.cit.
Gorki, M.
1976
"The Responsibility of Soviet Intellectuals", en Huszar, op.cit
Huszar, J.
1976
The Intellectuals a Controversial Portrait. Glencoe: The Free Press.
Larson, M.
1977
The Rise of Professionalism. A Sociological Analysis. Berkeley: University of California Press.
Ludz, P.
1976
"Methodological Problems in Comparative Studies of the Intelligentsia. en Bella, op.cit.
Malia, M.
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"What is the Intelligentsia" en Pipes, op.cit.
Mannheim, K.
1936
Ideology and Utopia. New York: Harvest Books.
1960
"The traditional Problems of the Intelligentsia" en Huszar, op.cit.
Pipes, R.
1961
The Russian Intelligentsia. New York : Columbia University Press.
Reid, Jaime
"Conocimiento Científico y Posmodernidad".
http://www.ecas.cl/index.php/movil-comunidad/47-contegeneral/204-conocimiento-cientifico-y-posmodernidad
Weber, M.
1963
The Sociology of Religion. Boston: Beacon Press.
Zsczepanski, J.
1970
Polish Society. New York: Random House.

 

 

jueves, 1 de mayo de 2014


La Mentira Social

Carmen Quintero Russo

Ervin Goffman plantea que en cada sociedad los individuos conscientemente desempeñan diversos papeles sociales y usan máscaras al actuar en lugares públicos, para disimular lo que se es, o pretender ser lo que no se es.  Esto nos lleva a postular varias formas posibles de conducta humana entre las que destacan la honesta y sincera y la falsa y manipulativa.  En ambos casos las máscaras sociales utilizadas reflejan nuestras propias definiciones sociales con las que nos identificamos y en las que creemos.

Todo individuo en su quehacer cotidiano muestra máscaras o fachadas que le facilita la interacción con otros, de acuerdo a las normas y valores y sus apreciaciones de la realidad. La persona se mostrará a los demás no solo de acuerdo a su conveniencia, sino dependiendo  de cómo cree que los demás lo ven en relación a lo que hace y a su posición social.  Trata de actuar de acuerdo con lo que cree que esperan de él y a ocultar aquellas particularidades que pueden perjudicarles ante los demás. Para ello se buscan "cómplices" que les ayuden a ocultar, allegados que “siempre dicen sí”, sin importar las consecuencias.

El mundo social es mucho más complejo de lo que parece, ya que cada uno de nosotros trae su propia maleta de deseos, emociones, metas, recursos y falencias lo que lo hace uno y único frente a los demás y su circunstancia. Diariamente a lo largo de nuestra vida enfrentamos tanto lo cotidiano como lo fortuito, o lo inesperado. Ante todas esta situaciones, se reacciona, se supera y continúa la vida en gran parte con el apoyo de la cultura que nutre las representaciones colectivas y las definiciones sociales. Dicho de otro modo, nos movemos en universos relativamente conocidos según la experiencia propia y ajena (socialización).

Es dentro de este vaivén social que surge la mentira como otro elemento de la máscara social que utilizamos en la interacción social. Según el diccionario mentir es “decir algo que no es verdad con intención de engañar”. Pudiéramos verla como una especie de mecanismo que en algunos momentos mediatiza la interacción entre personas a través del engaño consciente por parte de alguno de los actores.

¿Por qué la gente miente? hay muchas razones, pero creo que podemos sintetizarlo diciendo que se hace por su conveniencia. Ese afán de engañar a otro ha existido siempre y la historia universal está llena de ejemplos. Ante situaciones de temor, por amenazas que afectan nuestro bienestar, de odio, compasión, envidia, egoísmo, por necesidad, como defensa ante una agresión o cuando el engaño les proporciona resultados positivos

El asunto es que la mentira dentro del marco de la interacción social aporta elementos conflictivos a la misma y resquebraja la confianza en la relación. Pero por otra parte, las relaciones humanas nunca van a ser totalmente transparentes, ya que el ser humano tiende a resguardar su intimidad en su relación con los otros a través del fingimiento, el disimulo y la mentira. Así como en la sociedad existe la desigualdad social, la sinceridad y la mentira también se manifiestan diferentemente entre los actores y ha conveniencia de los mismos.

Los momentos de nuestra vida no son iguales, los hay felices, tristes, triunfales o decepcionantes. Igualmente y de acuerdo con ellos reaccionamos y nos comportamos según sea el caso. ¿Qué parte de nuestro YO social se manifiesta? ¿Cuánto de nosotros dejamos aflorar para los otros? Ante ciertas situaciones y con ciertas personas mostramos ciertas facetas de nuestro interior (sentimientos, ansiedades, expectativas, decepciones, tristezas y alegrías), dependiendo del grado  confianza y de reconocimiento recíproco de la intimidad.

Por otra parte el desempeño de roles demanda conductas acordes con las características de cada uno y el uso de distintas máscaras sociales. Cada cual y en cada momento ha de valorar qué y cuánto de su intimidad quiere participar al otro.

 

Mayo, 2014